Un año y varios meses después volvimos al estadio. La emoción de los que asistimos al partido era patente mucho antes de que comenzara. La alegría de los reencuentros y los abrazos en la previa también contrastaba con la tristeza de los que, por primera vez, volvíais al fútbol pero no volvíais todos. A todas vosotras, las que habéis sufrido la pérdida de una persona querida, os mandamos nuestro más sincero pésame y sabed que están en nuestra memoria, la de los atléticos, como se pudo ver en el homenaje al inicio del partido. 379 claveles rojos y blancos y el violín de Pablo Navarro nos pusieron un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos.
Para Rojiblancas fue también el momento de empezar a conocernos. Gracias a las que vinisteis. Poco a poco nos iremos poniendo cara y voz y compartiremos todos los proyectos e ideas que van surgiendo.
Y, por último, el partido. Por fin pudimos dar las gracias a los jugadores y a nuestro entrenador por ese título que nos ha hecho tan felices en un periodo tan difícil. Además, seguimos sumando y soñando.
Nos vemos pronto.
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